viernes, 22 de abril de 2011

Mozart, tan curioso como genial

El Adagio y rondó en do menor, K. 617, es un pequeño quinteto para armónica de copas, flauta, oboe, viola y violonchelo, escrita por Wolfgang Amadeus Mozart en el año 1791. Se trata de la penúltima de una serie de cinco piezas para instrumentos fuera de lo común (armónica de copas y órgano mecánico).


Mozart escribió la pieza especialmente para la intérprete ciega de ese instrumento Marianne Kirchgessner (Kirchgäßner), consignando la obra en su catálogo temático el 23 de mayo de 1791.
Kirchgessner interpretó la pieza en un concierto benéfico que primero fue anunciado para el 10 de junio, aunque tuvo que ser aplazado por algún motivo, al que siguió otro en el Kärtnerthortheater el 19 de agosto. Más tarde fue a Londres e interpretó lo que parece haber sido el quinteto de Mozart en un concierto de los de Haydn-Salomón, celebrado en Hanover Square el 17 de marzo de 1794, cuyo programa incluía un <quintetto [sic] (being the first appearance in this ceuntry [sic]>>. El Morning Chronicle comentaba:
[La intérprete] tiene un gusto refinado, y las suaves notas del instrumento serían realmente deliciosas, si fueran más robustas y articuladas; pero eso no creemos que pueda hacerla ni la más perfecta ejecución. En una sala más pequeña, y con un público menos numeroso, el efecto ha de ser encantador. A pesar de que los acompañamientos estaban muy rebajados, todavía resultaban en ocasiones demasiado fuertes.



La armónica de cristal es un instrumento idiófono mejorado por Benjamin Franklin en 1762, después de ver en Cambridge, Inglaterra, un concierto de copas de vino llenas de agua tocadas por Edmund Delaval. Consiste en una serie de platos o boles de cristal de diferentes tamaños superpuestos y alineados horizontalmente, atravesados por un eje conectado por correa a un pedal que los hace girar mientras se toca, a la manera de una vieja máquina de coser. Actualmente tiene un registro de cuatro octavas.
Se toca mojando los dedos ligeramente y tocando los platos mientras giran, lo que produce un sonido cristalino.
En algunos lugares estuvo prohibida porque se consideraba dañina. Se decía que provocaba cáncer en quienes la tocaban; aunque hoy en día se sabe que la causa real era el plomo con el que antiguamente se hacían los cristales y que también podía ser causa de saturnismo, motivo por el cual su uso vuelve a ser cada vez más frecuente, eso sí, con armónicas fabricadas de cristales sin plomo.
Se utiliza como alternativa de la flauta en la célebre escena de la locura de la ópera Lucia di Lammermoor de Donizetti.







Accede a la partitura haciendo clic sobre la imagen.



 
Puedes escucharla:

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domingo, 10 de abril de 2011

Ricardo Muti "Lección sobre la vida"